1. Ácaros del polvo

Los colchones acumulan millones de ácaros con el tiempo. Estos diminutos insectos se alimentan de células muertas de la piel y sus desechos pueden provocar:

  • Alergias

  • Asma

  • Irritación en ojos y garganta


2. Humedad y moho

Si el colchón no tiene buena ventilación o vives en una zona húmeda, puede aparecer moho. Dormir sobre un colchón con hongos puede causar:

  • Problemas respiratorios

  • Dolores de cabeza

  • Infecciones en personas inmunodeprimidas


3. Acumulación de sudor y fluidos corporales

Con el tiempo, el colchón absorbe sudor, grasa y otros fluidos. Esto crea un ambiente ideal para bacterias y malos olores, que pueden afectar:

  • La calidad del sueño

  • Tu salud de la piel (como acné o dermatitis)


4. Desgaste y falta de soporte

Un colchón viejo pierde firmeza y puede alterar tu postura al dormir, provocando:

  • Dolor de espalda y cuello

  • Tensión muscular

  • Fatiga al despertar


5. Exposición a químicos y materiales tóxicos

Algunos colchones están fabricados con materiales sintéticos que emiten compuestos orgánicos volátiles (COV), especialmente cuando son nuevos. Esto puede generar:

  • Dolores de cabeza

  • Mareos

  • Trastornos del sueño

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