1. Limpieza regular y profunda
Aspirado frecuente: Aspira alfombras, tapetes, muebles y colchones al menos una vez por semana con un filtro HEPA.
Limpieza de superficies: Pasa un paño húmedo en muebles, persianas y estanterías para evitar acumulación de polvo.
Baños y cocina: Usa limpiadores desinfectantes, enfócate en grifos, lavabos, el inodoro y la campana extractora.
2. Buena ventilación
Ventila todos los días: Abre ventanas al menos 15-20 minutos, incluso en invierno.
Evita la humedad: Usa deshumidificadores en zonas propensas al moho como baños o sótanos.
3. Purifica el aire
Filtros HEPA o purificadores de aire: Ayudan a eliminar polvo, polen, pelos de mascotas y otros alérgenos.
Plantas purificadoras: Como el lirio de paz, lengua de suegra o aloe vera (con precaución si hay mascotas).
4. Evita productos con fragancias fuertes
Usa productos de limpieza hipoalergénicos, sin amoníaco ni cloro.
Evita ambientadores artificiales, opta por aceites esenciales naturales en difusores.
5. Cuida la ropa de cama y textiles
Lava sábanas y fundas cada semana con agua caliente.
Usa fundas antiácaros para colchones y almohadas.
Lava cortinas, mantas y cojines al menos una vez al mes.
6. Control de mascotas
Báñalas regularmente y mantén su cama limpia.
No permitas que duerman en tu cama si eres alérgico.
Cepíllalas fuera del hogar si es posible.
7. Control de olores
Basura: Saca la basura a diario y limpia el cubo regularmente.
Refrigerador: Usa bicarbonato para absorber olores.
Cocina: Hierve canela, clavo o cítricos para aromas naturales.